Desde el momento en que despertamos, hasta que ponemos nuestra cabeza en la almohada por la noche, hay un sinnúmero de problemas por los cuales podríamos elegir preocuparnos. Cosas que hicimos, cosas que dejamos de hacer, decisiones que tienen que ser tomadas, cuestiones por resolver... Necesitamos aprender a recordarnos constantemente ¨no afanarnos por nada¨. He tenido que aprender a sustituir mi ansiedad por la paz de Dios, y esto solamente se logra a través de la oración.
La Biblia dice en Filipenses 4:6 y 7* ¨No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.¨
Creo que hay una correlación directa entre nuestra confianza en Dios, y nuestra vida de oración. La oración es una manera de comunicarnos con nuestro Padre y una perfecta oportunidad para traer delante de Él nuestra gratitud, nuestros problemas, necesidades y preocupaciones.
A veces sentimos que no tenemos tiempo de orar o que no podemos dedicarle mucho tiempo específico a la oración. Sé lo que se siente tener muchas actividades y no poder dedicarle un tiempo diario a la oración. Pero, he descubierto que la oración no tiene una ubicación formal, ni requerimientos, ni tiempo específico.
La oración es una forma de vida.
Cuando oramos, estamos confiándole a Dios nuestra vida y nuestro futuro. La Biblia nos anima a orar sin parar, y en esencia, la oración incesante significa la dependencia total, constante y continua con nuestro Padre. Con esto viene la paz sobre natural que solamente Dios nos puede dar.
Hoy te animo a orar, a cada rato, en donde sea, a la hora que sea. Dios está dispuesto a escucharte y vas a experimentar la paz que este mundo no puede comprender, la paz de Dios.
*Versión Nueva Traducción Viviente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario