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[Proverbios 4:23] |
La Biblia tiene los mejores consejos que pudieramos pedir o necesitar. El libro de Proverbios toca prácticamente todos los temas que te puedas imaginar: trabajo, relaciones, dinero, servicio, familia, respeto, sexo, perdón, cómo tener éxito, cómo no endeudarte, etc. y habla básicamente de cómo tener sabiduría para poder vivir mejor nuestra vida.
Hoy en la mañana leía Proverbios 4, y hay un versículo en especial que, de un tiempo para acá, ha sido clave en mi vida. Proverbios 4:23 dice:
¨Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque éste determina el rumbo de tu vida.¨
Estamos muy acosumbrados y somos muy buenos para monitorear el corazón de los demás, las emociones de los otros, las reacciones y conductas que tienen hacia nosotros; pero, no estamos acosumbrados a monitorear nuestro corazón, a cuidarlo, a ver por qué estamos reaccionando de cierta manera o por qué estamos sintiendo lo que sentimos. Y, sin darnos cuenta, nuestras emociones nos controlan y nos llevan a un camino que, para empezar, jamás debíamos de haber tomado.
Verás, es en nuestro corazón en donde nace la culpa, el enojo, los celos o envidia, la codicia. ¿Te suena familiar? Son cuatro enemigos del corazón que debemos de aprender a detectar para que no nos controlen más y no nos lleven por un rumbo que tiene un trágico destino.
La culpa dice: ¨Te debo algo¨, y es el resultado de haber hecho algo que percibimos como malo, y pensamos que la única manera para arreglar las cosas es ¨pagar¨.
El enojo dice: ¨Tú me debes algo¨, y es el resultado de no conseguir lo que queremos. La raíz de la ira, o el enojo, es la percepción de que nos han quitado algo, que nos deben algo, y vemos a los otros como deudores. Tengamos mucho cuidado; el enojo deja un rastro de destrucción a su paso.
La codicia lo que dice es: ¨Yo me debo a mí mismo¨, somos nuestros propios deudores. Pensamos que nos merecemos todo lo bueno que se nos presente. Andy Stanley, pastor de la Iglesia North Point Community Church en Atlanta, dijo lo siguiente acerca de este enemigo: ¨La codicia no es una cuestión financiera, es un asunto del corazón.¨
La envidia dice: ¨Dios me debe¨. La envidia o el celo es una poderosa fuerza que puede causar daño en cualquier relación u organización. Queremos estar viviendo lo que el otro está viviendo y en cierta manera, quizá inconsciente, nos enojamos con Dios por tenerlo.
Hay cuatro ejercicios espirituales que podemos hacer que pueden neutralizar a estos enemigos del corazón.
1. La confesión
2. El perdón
3. La generosidad
4. Celebrar el éxito de otros
Dios nos dice en Su Palabra, muy claramente, que nuestro corazón determina el rumbo de nuestra vida. Toma unos minutos para meditar en esto. ¿Cómo está tu corazón?
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