
Algo que me gusta mucho en los viajes es utilizar el metro. Es rapidísimo, barato, y me siento como si fuera ¨una más¨ de esa ciudad. Sin embargo, algo que me ha pasado más de una vez al utilizar el metro es que como desconozco los caminos o las líneas que tengo que tomar para llegar al destino que quiero, me he dado unas perdidas horribles. Cada vez que me perdí, visualicé antes de perderme la posibilidad y el peligro de que esto pudiera suceder; pero por mi orgullo no quise preguntar, y el resultado fue ese: llegar a otro destino muy diferente que el que quería.
En la vida nos pasa igual. Queremos llegar a un destino específico, pero tomamos los caminos equivocados y terminamos en otro destino totalmente diferente al que teníamos en mente.
Todos hemos terminado alguna vez en un destino que nos hubiera gustado evitar: lugares de oscuridad donde el dolor te golpea, donde nada parece tener sentido, donde una gran carga quebranta tu corazón. Y sin dudarlo, echando un vistazo al pasado, es evidente que las señales de alerta estaban encendidas. Que la tormenta por venir era visible pero simplemente te dio igual. Elegiste ignorar todo consejo, toda ayuda, toda señal. Pero la vida no tiene porque ser así, el prudente ve el peligro y lo evita. Es tiempo de aprender a esquivar el peligro.
Hoy, te animo a no subirte al metro equivocado en tu vida. Te animo a escoger bien los caminos que estás eligiendo. A tomar una pausa en tu vida y ver por cuáles caminos estás transitando, cuáles te están acercando a tu meta o destino y cuáles te están apartando de él.
Medita esto:
¿En cuales áreas de tu vida puedes advertir un peligro inminente?
¿Qué caminos estás tomando?¿Qué caminos necesitas dejar y cuáles necesitas tomar, para realizar el cambio necesario en tu vida?
Aplicación Práctica:
¿Qué vas a hacer para evitar ese peligro inminente?
[selah]
El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y paga las consecuencias.
Proverbios 27:12 (NVI)
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